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-Mario y sus advertencias
-Las galletas
-El bautismo de Mario
-Las fotografías
-Mario y sus proyectos
-Los poemas que espantan
-Rafaella
-Glooning
-Varias formas
-Mario y sus nostalgias gastronómicas
-El sacerdote
-No sé a qué se refiere, señora
-El diario de Mario
-Los amigos de Mario
-Lo perfecto que somos
-Mario y sus rabias
-El muerto
-La antítesis de Mario
-El amigo imaginario de Mario
-Del otro lado
-Mario y sus pesadillas
Ojos de tabaco

 

EL AMIGO IMAGINARIO DE MARIO

Hace tiempo que no nos veíamos. No estoy seguro de que me hacías falta. Me sigues halando, llamándome hasta esta gran vagina oscura y húmeda donde me siento siempre confuso. Algo entre vencido y cómodo, algo entre roto y abierto.

¿Y tú como  has estado? ¿a quién has vencido? ¿con quién nos hemos compartido? Haces tú que me mueva más lento, haces que se ensanchen los poros, haces que las articulaciones del cuerpo se duerman, que reciten canciones de cuna por una balanza de hielo. Todo el cuerpo como si estuviera enterrado en un saco de cereal y gorgojos.

¿Cómo has estado? tengo en los pies dos marcas nuevas, son quemaduras por andar descalzo, por pisar  fuera y correr sobre los cacharros grises férreos. También tolero menos la luz, tolero menos.

Ayer estuve sentado en un pequeño muro de concreto observando la gran masa de mar. Las olas formaban túneles sobre mi cabeza, grandes hamacas inversas que explotaban llenas de cangrejos, salpicándome de pequeñas muelas crustáceas y saliva de mar, nevando salitre sobre toda la avenida llena de los imprescindibles curiosos que permanecían secos a toda la tormenta que danzábamos, ¿estabas ahí?. El mar siempre tiembla, el mar siempre se lamenta de tantas cosas firmes y compactas. Estuve sentado horas contemplando como la piel se volvía un gran tobogán de plástico azul lleno de grafiti acuoso.

Ayer me ví en ese gran espejo que es el mar, ví como mis labios se tornaban en un verde grisáceo, casi institucional, con pequeñas vetas rosas que dibujaban amórficamente sobre las dos masas carnosas de pulpa de la boca. Ví mi ojos en constante contorsión hasta llegar a ser dos incisiones horizontales sobre todo un rostro hinchado y violeta. Ayer estábamos casi juntos, casi en la cama estrujándonos como si montáramos bicicletas estacionarias o hiciéramos abdominales sobre una alfombra de uñas. Salían de mis pezones dos espirales filosos e indecisos, penetraban mi cubierta, mi coartada, se me llenaba la boca de renacuajos inquietos, y sólo pensaba en papeles y tintas, en papeles y tintas, en papeles y tintas.

Hoy supe que nos encontraríamos, hoy supe que nos derramaríamos sobre cada cual. Hoy también pienso en tintas y papeles, sólo en tintas y papeles acumulándose sobre un pedazo de madera. Mi sangre es de tinta, mi piel de papel.

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