A
Pedro Henríquez Ureña (1884-1946) y Félix Lizaso (1891-1967) los unió
una gran amistad. Se conocieron en La Habana en 1914, cuando el
dominicano llegaba desde México, camino a un puesto diplomático en
Inglaterra, que no llegó a ocupar por los inicios de la Gran Guerra.
Desde 1917 hasta 1943 entre ambos se produjo un intercambio epistolar
que ahora presentamos. Más que una relación de maestro a discípulo, la
de Lizaso y Henríquez Ureña nos permite acceder con más detalle a ese
campo cultural latinoamericano de esta primera parte del siglo XX.