IDEAS URBANAS: ¿para cuál ciudad?
Rafael Emilio Yunén
rey.cap@codetel.net.do

 

Documento de discusión presentado en el Programa Oficial de la Convocatoria auspiciada por el Ayuntamiento del Distrito Nacional sobre "Ideas Urbanas para Santo Domingo".
Auditorio del Banco Central de la República Dominicana. Santo Domingo, D. N. 11 de enero de 2002

CONTENIDO:

Introducción

1. Planes y proyectos urbanos en América Latina.
1.1. Crítica: Los intervencionistas y las implantaciones en los emplazamientos.
1.2. Propuesta: El nuevo urbanismo concertado.
1.3. Reto: Una nueva arquitectura para un nuevo urbanismo.
2. Sobre la arquitectura y el urbanismo.
2.1. Autocrítica: "La arquitectura por la arquitectura".
2.2. Propuesta: La "arquitectura social".
2.3. Reto: Búsqueda de ideas para "buenas prácticas urbanas".
3. Limitaciones para generar ideas urbanas.
3.1. Problema: ¿cómo generar ideas comunicables, evolucionables y adaptables en estos tiempos de globalización?
3.2. Reto: La gestación y aplicación de nuevas políticas urbanas para nuevas ideas urbanas.

Introducción:

Siempre me ha llamado la atención el hecho de que todavía no se entiende la diferencia entre “hacer arquitectura” y “hacer ciudad”. Una cosa no es necesariamente igual a la otra. Simplemente pensemos en cuántos hechos arquitectónicos (la mayoría de ellos, justo es decirlo, inspirados, decididos y/o realizados por ingenieros) han contribuido con “deshacer la ciudad” mediante la destrucción de espacios públicos, la negación de la cultura local, la sustitución innecesaria de las edificaciones, las implantaciones enajenadas, los trazados viales que arrasan y separan el tejido y la sociedad urbana, etc.

Toca precisamente a los arquitectos y urbanistas el reto de hacer proposiciones lúcidas y factibles de ideas y proyectos que demuestren que se puede “hacer una arquitectura y un diseño urbano que contribuya con el objetivo de hacer ciudad”. Me parece que la motivación “ideas urbanas para hacer ciudad” subyace en el objetivo de la Convocatoria que en estos días reúne aquí a este notable grupo de arquitectos iberoamericanos. Pero, ¿cómo es la ciudad para la cuál se necesitan estos trabajos? Esta mañana, los arquitectos Calventi y Valdez abundaron sobre este tema y por lo tanto sólo anotaré algunas ideas adicionales a modo de Introducción a la problemática que me toca abordar.

La ciudad de Santo Domingo, se desenvuelve en un ámbito urbano que se debate en la sobrevivencia diaria. Esta es la realidad: estamos frente a una ciudad que sufre colapsos sectoriales que imposibilitan su funcionamiento con un mínimo de estabilidad. Prácticamente esta ciudad no se desarrolla, sino que crece colapsándose y sobreviviendo día a día, minuto a minuto.

¿Cómo generar entonces ideas urbanas para una ciudad que a duras penas sobrevive a pesar de la continua reproducción de la pobreza, del incremento poblacional, de la des-industrialización nativa, del alto índice de desempleo, de los peores o ausentes servicios públicos, del caos en el tránsito y en el transporte, de la degradación ambiental acelerada, de la destrucción de su patrimonio cultural, de la violencia y delincuencia urbana, de las intervenciones para implantar centros comerciales, enclaves turísticos, locales de fast-food y todos los otros elementos que colonizan la vida cotidiana...?

Todo esto sin olvidar que esta ciudad también milagrosamente sobrevive a pesar de los políticos y los gobiernos, de los ingenieros y contratistas, de los especuladores del suelo urbano, de los inversionistas sin control... y de los arquitectos y urbanistas.

Entonces, de nuevo, ¿cómo generar ideas urbanas para pasar de la sobrevivencia al mejoramiento sustentable y de ahí apuntar a un verdadero desarrollo para alcanzar la calidad de vida? Ese es nuestro problema y ojalá que se convierta en uno de los retos de esta Convocatoria para arquitectos y urbanistas: la posibilidad de hacer una “arquitectura reflexiva, relevante y apropiada” dentro de una gestión urbana participativa que apoye la práctica del urbanismo concertado.

1.       Planes y proyectos urbanos en América Latina.

Gran parte de la crítica que se le hace a los planes urbanos que se han aplicado en Latinoamérica parte del hecho de que dichos planes no se basan en alguna forma sostenida de gestión urbana. Por esta razón, se ha propuesto un mayor énfasis en la práctica del nuevo urbanismo concertado para reorientar la elaboración de los planes urbanos con el fin de “conseguir cierta coherencia en el acto disperso de hacer ciudad”. Se ha revivido así el paradigma de la gestión urbana para postular que el proceso de creación de la ciudad depende del protagonismo de los gobiernos locales y del grado de participación de sus habitantes. De ahí que cualquier intervención en el espacio urbano no busca simplemente urbanizar materialmente las periferias, hacer más equipamientos y dar más servicios. La intervención urbana debe servir, sobre todo, para “socializar la condición de ciudadanía” creando las condiciones culturales y materiales para que la población menos integrada socialmente forme realmente parte de la ciudad, formule sus demandas y exigencias y utilice realmente el espacio urbano y sus bienes colectivos (Borja et al).

Los elementos que sostienen el nuevo urbanismo concertado no solamente exigen participación, descentralización y aceptación del pluralismo y la diversidad. También están reclamando una verdadera integración de todos los sectores dentro del ámbito urbano para disminuir las tremendas desigualdades que se expresan simultáneamente y se reflejan en “una ciudad para los ricos, la modernidad y la opulencia” y otra “ciudad para los pobres, la ausencia de servicios y la miseria”.

Dentro de este contexto queda replanteado el rol de la misma planificación urbana o urbanística como instrumento de intervención en la ciudad. El nuevo urbanismo concertado enfatiza el rol de la gestión del desarrollo urbano/municipal, ya que ella interviene en todos los procesos, desde antes de iniciarse la planificación hasta el monitoreo de las actividades propuestas y la evaluación de sus resultados. Como dice García Pleyán (N/D):  “hasta ahora se había ignorado toda la actividad coordinadora y negociadora a través de la cual se materializa realmente un plan, sin reconocer que la planificación se encuentra inmersa en un proceso de gestión que la precede –condicionando sus métodos y objetivos- y la sucede y la materializa –determinando sus resultados”.

De esta forma, aunque la compleja práctica del urbanismo sigue atada a la arquitectura, al planeamiento y a muchas otras disciplinas profesionales, su operatividad e impacto social dependen de la inclusión de la participación ciudadana en la mayoría de las etapas de la gestión, ordenación y planificación urbana. En el caso específico de la arquitectura y tratándose esta Convocatoria mayormente para este tipo de profesionales, habría que señalar que su propia orientación y accionar también se ha venido adaptando a una visión más apropiada del urbanismo concertado.

2.      Sobre la arquitectura y el urbanismo.

Son muchos los eventos mundiales donde recientemente han resurgido los planteamientos que piden reconsiderar la práctica de la arquitectura para el nuevo urbanismo. Como ejemplos significativos se pueden señalar la Conferencia Hábitat II desarrollada en Estambul donde en varios paneles se debatió el tema de “una arquitectura para el desarrollo de los pueblos”; la última Bienal de Venecia que postuló “mas ética y menos estética”, y el XX Congreso de la Unión Internacional de Arquitectos celebrado en Pekín que se dedicó a “la preocupación por el sentido social de la Arquitectura y el Urbanismo a las puertas del siglo XXI”.

2.1.   Autocrítica: “La arquitectura por la arquitectura”.

Robert Campbell escribió recientemente en Architectural Record un planteamiento que ha dado origen a una serie de inquietantes cuestionamientos sobre la arquitectura. “Muchos arquitectos célebres –dice Campbell- cometieron muchos errores en épocas anteriores, pero estos continuaban siendo aplaudidos por una minoría que le fascina hacer fetiches de la arquitectura, mientras la gente, el público en general, comenzó a desconfiar de los arquitectos. Un ejemplo obvio ocurrió en los ’60, cuando los planificadores y sus arquitectos, con las mejores intenciones, nivelaron grandes porciones de nuestras ciudades, reemplazándolas con las muy Lecorbusianas “Ciudades Satélites” o con grandes y poderosos monumentos de concreto vaciado. Con estas edificaciones, que no tomaban en cuenta la trama de la vida de la ciudad, como la entendía Jane Jacobs, se dejó una mancha en la profesión de la arquitectura.

Más tarde surgió una nueva generación dándose auge con el post-modernismo... pero como es bien conocido, sus aplicaciones se hicieron de manera caprichosa, chistosa y superficial, dejándonos monumentos que eran malos lugares de trabajo para la gente que tenía que utilizarlos... Pregunta Campbell: ¿puede un edificio, sin ningún tipo de contenido interior, ser una grandiosa arquitectura?; ¿es una superficie elegante todo lo que demandamos?

“Ciertamente, la arquitectura es un arte, pero diferente al arte de la escultura, el cine o la alta costura. Arquitectura es el arte de construir lugares. Estos espacios existen para ser habitados por la gente y no solamente incluyen interiores arquitectónicos, sino también calles, plazas y jardines. Cualquier gran virtud que posean estos espacios debe servir para un propósito en el lugar y en el entorno donde se encuentran. De lo contrario, la arquitectura quedará reducida a un conjunto de imágenes sin tiempo ni lugar dentro de una pantalla cibernética...”.

 Y Campbell concluye con estas interrogantes: “¿Podrán seguir en boga los diseños en la arquitectura que parecen resultar de un choque de trenes, o de edificios “terremotados” producidos por el “corta-y-pega” post-modernista? ¿Será pasajero este conjunto de clichés compuesto por todas estas burbujas, choque de trenes, fractales y plegamientos con pantallas perforadas que la corriente de moda ha convertido en una especie de “edificios catastrofiados”? ¿Serán estos edificios funcionales para sus propósitos y su entorno? ¿Comunicarán algún significado que el público comprenda? ¿Serán duraderos? En caso contrario, nosotros los arquitectos, seremos los perdedores”... y yo añadiría que nuestra sociedad quedaría aún más atrasada dentro de una apariencia de “falsa modernidad importada”.

   2.2. Propuesta: La “arquitectura social”.

La argumentación de una “arquitectura social” versus la “arquitectura por la arquitectura” fue defendida por Lucien Kroll en 1998 durante su participación en el Congreso Internacional de Valencia auspiciado por la UNESCO sobre “La arquitectura y las ciudades en el siglo XXI”. He aquí algunas de sus ideas que merecen citarse extensamente:

·         “Una “arquitectura por la arquitectura” es la que tiende a resolver los problemas del hábitat dándole a este una forma definitiva dentro de leyes monolíticas, fuera cuales fueran las circunstancias que pudieran introducir desviaciones...Por otro lado, una arquitectura es social cuando tiene en cuenta que también existe una cultura popular creativa con la cual se puede identificar, hasta el límite de la empatía, para preservar su liturgia, su ecología social, su poética del espacio, su cultura...”.

·         “Acercándose a las personas, estando con ellas (sin considerarnos diferentes de ellos), entendiéndolas, escuchándolas (no hace falta ni siquiera preguntarles, pues nunca les cuesta hablar), se aprende mucho, a condición de ponerse en "estado receptivo", pues se trata de entenderles y comprenderles honestamente, y no de oír sólo lo que se quiere oír... Y si se consiguieran captar las formas personales de habitar y se aprendiera a organizarlas respetándolas como si se tratara de una cultura infinitamente preciosa, se encontrarían formas y arquitecturas nuevas y auténticas. Es así como pueden llegar a realizarse proyectos de arquitectura coherentes pero más complejos de lo que el ego del arquitecto oficial desea...”.

·         “Hay que permanecer muy atentos a la evolución de los espíritus, sobre todo de los que no tienen ocasión de expresarse: lo "popular" siempre acaba devorado por el poder. Hay que saber hasta qué punto la "gente" se siente colonizada por el poder y esto la lleva a ignorarlo... El estilo internacional contribuye a bloquear la cultura local contemporánea dentro de la cual la gente se reconocía más familiarmente dentro de sus estructuras y con sus propias imágenes”.

·         “El arquitecto es un buen generalista y un mal analista. Está muy poco especializado, pero para eso siempre puede recurrir a otras profesiones complementarias. Y por eso creo que el arquitecto sigue siendo cada vez más necesario. A pesar de todas las críticas que merece, el arquitecto sigue siendo quien mejor hace arquitectura. Si se deja que sean otros quienes la hagan, siempre faltará una dimensión esencial. Los ingenieros realizan a menudo edificios muy bellos, instrumentos o infraestructuras magníficas, es evidente, pero no se trata de eso. Son objetos solitarios. A los arquitectos se les pide más que eso, se les pide que trabajen con y para la gente, para crear sus espacios respondiendo a sus necesidades y a la de sus entornos. Pero no estoy muy seguro de que los arquitectos más reconocidos actualmente busquen contactos de este tipo... Los arquitectos necesarios no son los que ahora conocemos, sino aquellos que se hayan formado, se estén formando o se formen en un futuro de una manera por completo diferente”.

·         “Por eso veo con esperanza a los jóvenes arquitectos. En lugar de esperar construir palacios, los jóvenes arquitectos deberían dedicarse más bien a construir para estos colectivos autogestionados, atendiendo a las diversas ecologías y a esas formas de fragmentación de la construcción que permiten, incluso a través de nuestras estructuras de mercado (¿libre realmente?), nuevas responsabilidades, nuevas redistribuciones de las funciones, de las técnicas y los materiales en base a otros criterios al margen del coste o la moda... Me parece muy bien que haya gente joven que deseen estudiar arquitectura, incluso aunque no sea seguro que puedan llegar a hacer arquitectura tal como se la conoce hasta ahora. Pueden inventar otra... En cualquier caso es más importante ser contemporáneo que moderno...”.

La aplicación de la “arquitectura social” ha sido demandada en todos los países y culturas porque ella parte de un reconocimiento de las condiciones en que vive la gente. Su práctica se incrementa cada vez más en todos los continentes, especialmente en aquellos lugares donde las necesidades de la población pobre demanda rápidas alternativas.

No obstante, muchos habitantes urbanos entre los que sobresalen los tecnócratas, los políticos corruptos y la población más acomodada de la ciudad, mantienen la tendencia a ignorar la situación y hasta la existencia de los pobres urbanos. Galeano considera que nuestras sociedades están regidas por un sistema ciego. El se pregunta: “¿Qué son las personas de carne y hueso?” Y él mismo contesta: “Para los economistas más notorios, números. Para los banqueros más poderosos, deudores. Para los tecnócratas más eficientes, molestias. Y para los políticos más exitosos, votos”. Quizás se puede añadir que las personas de carne y hueso que habitan en los emplazamientos de nuestras ciudades significan poco o nada para muchos urbanistas de renombre.

 

2.3. Reto: Búsqueda de ideas para “buenas prácticas urbanas”.

El alcance de una idea urbana viene determinado por la intención de la idea de convertirse en una propuesta de intervención dentro de un emplazamiento para corregir fenómenos que obstaculizan el desarrollo urbano de toda la ciudad. Esto significa que la idea debe preocuparse por ser factible, aplicable y replicable (Fariña Tojo). Pero los límites de su alcance quedarían más precisos y mejor definidos si la idea pretendiera suscitar lo que se conoce como “buenas prácticas urbanas”, según la acepción consensuada por la Cumbre Mundial Hábitat II en Estambul (1996).

A partir de ese año se han celebrado cuatro concursos internacionales para seleccionar las mejores prácticas urbanas. Recientemente, en la reunión denominada Estambul+5, se hizo una revisión de los términos de referencia para la próxima convocatoria que culminará en Dubai en octubre del 2002. Siguiendo estos criterios y pensando en la situación por la que atraviesan las ciudades caribeñas, se pueden identificar una serie de elementos que deben tener las ideas urbanas para suscitar “buenas prácticas urbanas”.

En cuanto a la orientación de la idea, se propone que la misma debe:

·         Impactar: buscando mejoras tangibles en las condiciones de vida de las personas, sobre todo aquellas que luchan por la supervivencia.

·         Cooperar: buscando la asociación y coordinación de varias entidades o grupos para llevarse a cabo.

·         Perdurar: buscando cambios duraderos en la normativa, las políticas sociales, en las estrategias sectoriales, en los marcos institucionales y en los sistemas de administración y gestión.

·         Liderear y fortalecer: buscando traer iniciativas que fomenten cambios, que la comunidad participe, que haya aceptación e integración de la diversidad cultural y social, que haya adecuación a las condiciones locales y posibilidad de transferencia a otros emplazamientos.

·         Favorecer: buscando intervenciones para corregir los problemas de miseria, pobreza y descontento colectivo, logrando la inclusión social de los grupos marginados o separados o ignorados.

·         Innovar: buscando propuestas atrevidas, originales y novedosas.

Para comprender lo que se considera como “buenas prácticas urbanas”, se puede examinar el siguiente listado de contenidos extraído de uno de los proyectos ganadores de la última convocatoria de Hábitat II:

“Rehabilitación de un barrio con población excluída o marginalmente integrada a la economía urbana”.

·         Reurbanización y recuperación de espacios públicos.

·         Creación de equipamientos.

·         Creación de un servicio de atención al desempleo.

·         Fortalecimiento de la actividad comercial.

·         Programas de formación laboral.

·         Reinserción de colectivos marginalizados o excluidos.

·         Creación de un consejo social.

·         Programa de vivienda.

·         Fomento de la participación ciudadana (coordinación de 33 ONGs, Ayuntamiento, Gobernación, Gobierno Central, empresas privadas, organismos internacionales, participación directa de 1,200 vecinos, inclusión de desempleados, prostitutas, etc.).

Como se puede ver, el énfasis no solamente se hace en los planteamientos constructivos sino también en los sociales, tomando en cuenta a la población local y a los que trabajan con ella. En caso contrario, si se trabaja sin la gente, entonces la propuesta será para un área donde la población local difícilmente aprovechará sus resultados.

3.      Limitaciones para generar ideas urbanas.

3.1. Problema: ¿cómo generar ideas comunicables, evolucionables y adaptables en

       estos tiempos de globalización?

La necesidad de generar ideas comunicables, evolucionables y adaptables a lo local se ha convertido en una prioridad en estos tiempos de globalización. Paradójicamente, lo más difícil de lograr en esta “Era de la Información” es el contacto directo con la situación local y cotidiana que nos rodea. Según Castells, esta desconexión ocurre por la convergencia de los siguientes factores:

1.       La acelerada aparición de nuevos sistemas de comunicación electrónica que han creado un “hipertexto electrónico” y, a su vez, han provocado una fragmentación de sentido de ese hipertexto.

2.      La emergencia de un nuevo tipo de temporalidad que Castells denomina como el “tiempo atemporal”.

3.      La emergencia de un nuevo tipo de espacio, el “espacio de los flujos” que opone y aisla lo local de lo global.

El primer punto nos remite a la problemática de la incomunicación. A pesar de estar en la “Era de la Información”, no hay convergencia entre los distintos medios de comunicación. Cada actor, individual o colectivo, construye su propio hipertexto y por eso no se asegura la comunicabilidad entre los actores. Por consiguiente, hay una situación cultural de fragmentación de sentido y de fragmentación de expresiones culturales que, en suma, nos lleva a una fragmentación de los sistemas de comunicación.

El segundo punto es la transformación del tiempo. En realidad, se puede decir que vivimos en una época en que el tiempo se desintegra y el espacio se globaliza. Surge entonces el “tiempo atemporal” donde la Historia, el pasado y el presente se mezclan en las mismas secuencias. Pero, desde el punto de vista del actor, cada individuo construye una pluralidad de temporalidades y, al ser temporalidades individuales, éstas se convierten en no-comunicables.

El tercer punto se refiere a la aparición del “espacio de los flujos” donde se manifiestan todas las actividades dominantes de nuestra sociedad, las cuales se realizan en distintos lugares del mundo. Estos “lugares globales” forman parte, junto con otros lugares dentro de cada país o ciudad, de un “hiperespacio” organizado por los rápidos flujos de comunicación y transporte. Los lugares de este hiperespacio quedarán entonces mucho más conectados a este sistema global que a su entorno local. Por otro lado está entonces el “espacio de los lugares”, el espacio cotidiano, el espacio de la proximidad física, donde se expresa la experiencia, donde se construye la identidad. Ese espacio, o bien se aisla y se convierte en refugio identitario, o bien es un espacio que se integra de manera marginal al hiperespacio quedando siempre supeditado a lo que ocurra en este último. Surge así la fragmentación de formas de convivencia espacial que no asegura la habitabilidad en las ciudades.

Se produce de esta manera una disociación a nivel cultural entre, por un lado, la cultura global, cosmopolita, instalada en las redes dominantes del espacio de los flujos y, por otro lado, las múltiples identidades locales, específicas, construídas en torno a códigos específicos de experiencia local. Esta disociación también es percibible entre “un ámbito mundial ubicuo, deslocalizado y el ámbito cotidiano, el del encuentro primario cara a cara... Por un lado, ciudadanos del mundo global, por el otro, personas sin ciudadanía ni derechos elementales... Todo esto está relacionado con el acceso cada vez más diferenciado a servicios, a modos de gestión, a espacios de decisión pública, al reconocimiento social, a la seguridad personal, y, por supuesto, al empleo y al ingreso” (Coraggio).

En lo que se refiere a la estructura espacial propiamente dicha, asistimos a una nueva forma de urbanización. La Era de la Información y las nuevas tecnologías no han disuelto las ciudades, como decían los futurólogos, al contrario. Estamos en la oleada de urbanización más importante de la historia de la humanidad. Dentro de unos 25 años se calcula que dos de cada tres personas vivirán en ciudades. Pero, sobre todo, en ciudades cada vez más de nuevo tipo, en megaciudades, grandes extensiones espaciales indiferenciadas con urbanizaciones sin nombre, con urbanizaciones instrumentales, aglomeraciones yuxtapuestas de funciones, de viviendas, de centros comerciales, a lo largo de autopistas y sistemas de comunicación.

En esas extensiones se asiste a la separación entre centros culturales urbanos significativos y grandes extensiones territoriales sin señas de identidad, conurbaciones sin nombre. Por lo tanto, he aquí el problema para proponer una idea urbana que sea útil para estas ciudades: En qué medida pueden idearse y construirse formas arquitectónicas y urbanísticas capaces de establecer señas de identidad espacial en una conurbación indiferenciada? Cómo y de qué forma algunas de estas propuestas urbanas pueden constituirse en señas de identidad espacial? Para superar esta separación entre lo global articulado y lo local desarticulado, entre la cacofonía global y la individualización local, entre la conexión global y la desconexión local, se plantea como una de las prioridades la necesidad de espacios públicos en la ciudad como elemento central de la convivencia y de la habitabilidad.

3.2. Reto: La gestación y aplicación de nuevas políticas urbanas para nuevas ideas

                urbanas.

Llegado este punto habría que recordar que  no todas las soluciones urbanas descansan solamente en los urbanistas. Los gobiernos locales y nacionales tienen que cambiar la actual política social asistencialista para convertirla en una política socioeconómica fundamentada en el trabajo. Hay que incrementar y dirigir el gasto público para movilizar la creatividad y las iniciativas locales por medio de la creación de fondos para el desarrollo local sostenible. Esto es una tarea nueva que deben emprenderla los ayuntamientos y los grupos dirigentes a nivel local. Hay que lograr la formación de delegaciones barriales para que la gente se mantenga preparándose para encarar los problemas del barrio o la ciudad mediante su participación en proyectos productivos de bienes y servicios, ya sea para el mercado, o para la sobrevivencia, o para mejorar la calidad de vida.

Pero, como dice Coraggio, “si hablamos de ciudades estamos hablando de sociedades que, aunque locales, son heterogéneas”. Por consiguiente, no basta con diseñar programas “sólo para los pobres”, sino para todos los sectores medios, para los gremios profesionales, para los pequeños empresarios, para los exportadores, etc. Hay que enfrentar el desarrollo de “sistemas productivos” más que de proyectos productivos. Para esto se necesita desarrollar mercados nuevos basados en productos que generen empleos locales porque son producidos por los propios miembros de una comunidad.

En este sentido, los urbanistas necesitan de la firme decisión de las autoridades locales y nacionales para que juntos vean a los barrios como espacios de producción y no solamente como “pobres lugares residenciales”. El énfasis de los programas de mejoramiento urbano no sólo debe ponerse entonces en la vivienda, sino también en las redes de producción, consumo y distribución. De esta manera, la población se sentirá más estimulada a participar en la generación de un hábitat popular sano.

Mejorar la calidad de vida implica no solamente sanear las cañadas o recoger la basura, sino, sobre todo, encontrar nuevas formas para que la gente pueda ganarse la vida poniendo en práctica las potencialidades locales. Una mejor ciudad no sólo requiere dotación de infraestructuras con un acceso más equitativo, sino también mejorar los servicios educativos para que los jóvenes puedan prepararse más efectivamente, ligando su formación con el trabajo que puedan realizar. Es increíble la capacidad y el potencial que tiene la población joven para resolver problemas en las ciudades, para organizarse y lograr mejores formas de convivencia urbana.

Como dice Coraggio, “el desarrollo exige cambiar estructuras y comportamientos” y los urbanistas sólo pudieran colaborar en esto si existiera una estrategia agresiva de políticas públicas que impacte progresivamente todo el espacio urbano. Esta estrategia debe basarse en un incremento del gasto público sostenido por la redistribución del ingreso y no por endeudamientos innecesarios.

Pero el mayor agradecimiento que le darían los urbanistas a las autoridades nacionales y locales sería cuando éstas se decidieran a contribuir efectivamente con la “regeneración de un espacio público urbano libre de acceso y encuentro de todos los ciudadanos”. Estoy seguro que los urbanistas elaborarían mejores ideas urbanas si ellos supieran que las autoridades públicas están seriamente comprometidas a regular los mercados de servicios urbanos y las formas salvajes de especulación con el suelo urbano. Este objetivo pudiera lograrse no mediante privatizaciones perversas ni con transacciones corruptas, sino practicando una gestión urbana participativa, responsable y transparente que auspicie la “construcción social de la ciudadanía” basada en el nuevo urbanismo concertado.

Rafael Emilio Yunén
Consultores y Asesores Profesionales (CAP)
Profesor Titular en licencia-PUCMM
Santiago de los Caballeros
República Dominicana
Enero 10 del 2002.

REFERENCIAS

Borja, Jordi. “Diez desafíos del presente urbano latinoamericano”, en Seminario de Lanzamiento de la Red Número Siete del Programa URB-AL.Documento Base. Noviembre del 2000.

Campbell, Robert. “The boldness gap has narrowed, but at what cost?”, en Architectural Record. June, 2001.

Castells, Manuel. The Rise of the Network Society.(London: Blackwell Publishers. 1999).

Coraggio, José Luis. “Las políticas sociales urbanas en el contexto de los procesos globales”. (Serie Conferencias 2000). Consultar: http://www.fronesis.org

Fariña Tojo, José. “Supervivencia y mejora de la calidad de vida”, Boletín CF+S. Número 17. Noviembre de 2001.

Galeano, Eduardo. “Los Invisibles”. Página 12. Diciembre 2001.

GRUPO ADUAR. Diccionario de geografía urbana, urbanismo y ordenación del territorio. (Barcelona: Ariel. 2000).

Kroll, Lucien. Entrevista. Boletín CF+S. Número 9. Abril 1999.

Yunén, Rafael Emilio et al. “Ambiente Urbano y Participación Popular en el Caribe”, en el libro Quiénes hacen ciudad? (Cuenca: SIAP. 1997).

Yunén, Rafael Emilio (Editor). CEUR/PUCMM: Guía Metodológica de Capacitación en Gestión Ambiental Urbana para Universidades, ONGs y Gobiernos Locales de América Latina y el Caribe. (New York: PNUD. 1997).

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